Hoy me levanté con lo que yo llamo “cara de culo” o sea, esa cara que te sale justo ese día en el que tienes un compromiso y deberías ir divina de la muerte, pero claro, no va a ser así.
El pelo rebelde, con ese remolino que no se aplasta, y para colmo un granito en la barbilla. ¡Que desastre! y ahora que hago yo, tengo una entrevista de trabajo y no se como voy a arreglar esto, en fin, me meteré en el baño y, como dice mi hermana, un poco de salud barata, a tirar de tapa ojeras, maquillaje, rimel y mil útiles de restauración mas.
La falda no me queda como la semana pasada, claro que teniendo en cuenta los atracones que me doy con las amigas… es normal que vaya embutida, pero con el jersey se tapa algo.
Llego tarde, llego tarde, no me puedo creer que justo hoy el metro decidiera ser más lento que nunca, me río yo del slogan ese en el que nos quieren vender que llegas antes.
La falda no me queda como la semana pasada, claro que teniendo en cuenta los atracones que me doy con las amigas… es normal que vaya embutida, pero con el jersey se tapa algo.
Llego tarde, llego tarde, no me puedo creer que justo hoy el metro decidiera ser más lento que nunca, me río yo del slogan ese en el que nos quieren vender que llegas antes.
Para colmo, he metido el tacón en una rendija y me lo he partido, me he partido unos zapatos que me costaron casi un sueldo, y esto ¿qué es? una carrera en las medias, no sé si llorar e irme a mi casa, pero esta entrevista es tan importante para mi, estoy perfectamente preparada para el puesto, soy la candidata ideal.
Mi aspecto no es el mejor del mundo, lo sé por la mirada que me lanza la secretaria (una bruja claramente), antes de pasarme al despacho. Respiro hondo y entro.
La mirada de ese hombre me lo dice todo, se esta sonriendo por lo bajini, me están dando ganas de darle un bofetón, el repasito de arriba abajo parando en ciertas zonas es de lo mas descarado, ¿y se ha detenido en el zapato?, claro, la cojera al entrar era evidente.
Mi aspecto no es el mejor del mundo, lo sé por la mirada que me lanza la secretaria (una bruja claramente), antes de pasarme al despacho. Respiro hondo y entro.
La mirada de ese hombre me lo dice todo, se esta sonriendo por lo bajini, me están dando ganas de darle un bofetón, el repasito de arriba abajo parando en ciertas zonas es de lo mas descarado, ¿y se ha detenido en el zapato?, claro, la cojera al entrar era evidente.
Mi currículo en la mesa, está claro que ya no le dice nada, ni siquiera lo ha mirado, la impresión a primera vista sigue siendo por desgracia, lo que vale.
Fotografía: zapatos “Sheila Heels” de MIchelin
2 comentarios:
No sé si será o no basado en hechos más o menos reales; de todas formas..., terrible.
¿Por qué los hombres se preocupan de estas cosas mucho menos?, ¿o es mi impresión?
Jajajaja, y al final a nuestra protagonista ¿que?, le dieron ese empleo?, como hombre, me gustaria pensar que sí, pues quedamos en que era la candidata ideal.
Yo se lo habria dado por curriculum.....
ALEX.
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