Sacó papel y pluma y se puso a escribir:
“Querido mío, recuerdo los momentos vividos a tu lado, la esperanza, la felicidad, esos años de amor absoluto en los que compartimos tanto.
Aquel viaje a ese pueblecito del norte, donde me pediste que me casara contigo, las mañanas iluminadas por tu sonrisa.
Cuando descubrimos que no podíamos tener hijos nuestros lazos fueron aún más fuertes, me apoyaste siempre en mis momentos de angustia y pena, fuiste mi pilar, mi fuerza, mi todo.
Ahora no estás, no estás a mi lado y me he perdido, la vida ya no tiene sentido y no sé porqué ya no estás, no lo entiendo, solo sé que tu falta es algo insoportable que no podré superar, necesito estar a tu lado, y por eso mi amor, he decido hacer esto.”
“Querido mío, recuerdo los momentos vividos a tu lado, la esperanza, la felicidad, esos años de amor absoluto en los que compartimos tanto.
Aquel viaje a ese pueblecito del norte, donde me pediste que me casara contigo, las mañanas iluminadas por tu sonrisa.
Cuando descubrimos que no podíamos tener hijos nuestros lazos fueron aún más fuertes, me apoyaste siempre en mis momentos de angustia y pena, fuiste mi pilar, mi fuerza, mi todo.
Ahora no estás, no estás a mi lado y me he perdido, la vida ya no tiene sentido y no sé porqué ya no estás, no lo entiendo, solo sé que tu falta es algo insoportable que no podré superar, necesito estar a tu lado, y por eso mi amor, he decido hacer esto.”
Lentamente se levantó, llenó la bañera, tomó el frasco de barbitúricos y la cuchilla.La sangre fluía de su muñeca en una especie de baile mezclándose con el agua, el sueño ya empezaba a llegar.
Una sonrisa de paz y felicidad se dibujó en su cara al tiempo, que alargaba la otra mano colocando la carta con cuidado al lado de aquella urna de metal, aquel triste y frío recipiente que contenía los restos de él.
Fotogafía de Elia Fuentes (Seixo)
1 comentario:
Hacia tiempo no me emocionaba tanto un relato corto.
Gracias.
ALEX.
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