Fumaba dos cajetillas de rubio diarios y bebía güisqui como un cosaco.
Sus fines de s

Era una mujer libre.
Casi cada semana cambiaba de acompañante, chicos guapos y sexis, buenos restaurantes, puerta franca en los mejores locales de moda… las mujeres la envidiaban y los hombres la deseaban con autentica lujuria.
Casi cada semana cambiaba de acompañante, chicos guapos y sexis, buenos restaurantes, puerta franca en los mejores locales de moda… las mujeres la envidiaban y los hombres la deseaban con autentica lujuria.
Era una mujer libre.
En casa, en esos momentos de absoluta soledad, lloraba amargamente frente al espejo mirando aquella cara bonita a la que le faltaban caricias y besos de amor.
En casa, en esos momentos de absoluta soledad, lloraba amargamente frente al espejo mirando aquella cara bonita a la que le faltaban caricias y besos de amor.
Era una mujer ¿libre?.
Foto de Gisleno Fernández
3 comentarios:
Espléndido soporte físico a tu ya conocido texto.
Extraña libertad la de aquel que se siente esclavo de lo que lo rodea...
Y no puede vivir consigo mismo.
Decididamente NO, no era libre, era exclava de la busqueda de su libertad.
Precioso retrato de "esa" mujer.
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