Fotografía de Gisleno Fernández
Un día dejó de soñar con el príncipe azul.
Había cumplido ya los cincuenta y en su corazón sabía que no aparecería, todos los hombres que habían pasado por su vida eran efímeros, nada sólido. Sus amigas encontraron con quien compartir su vida más o menos tiempo, ya que la mayoría estaban a estas alturas divorciadas, pero ella no, no había conocido ninguno que realmente fuera su “media naranja” quizás por ser demasiado cerebral, exigente decían con sorna en el grupito, pero lo cierto es que dejó de soñar con la llegada de ese hombre a su vida.
Un día dejó de soñar con la maternidad.
Esos años en los que miraba con verdadera envidia los carritos de bebe pasar, los vestiditos en los escaparates y las horas pasadas en los parques viendo jugar a los niños con sus palitas en la arena. Esos deseos se fueron alejando de su vida con el paso de los años y la edad fértil hasta que dejó de soñar con esa criatura que alegrara su solitaria vida.
Había dejado de soñar con un trabajo diferente hacía ya muchísimos años.
Todos sus esfuerzos de universitaria, la ilusión por trabajar en aquello que más le gustaba se fue disipando cuando al terminar la carrera se dio de bruces con la cruda realidad del mercado laboral. Empezó aceptando trabajos que le permitieran compaginar el ir perfeccionándose “en lo suyo” con la esperanza de poder trabajar en aquello que tanto le gustaba, pero con el tiempo hundió sus sueños en la triste pila de papeles de esa miserable empresa.
Los sueños de tener una casa alegre, grande y espaciosa llena de alegría dejaron lugar a ese triste y pequeño apartamento que con su escaso sueldo podía pagar. De todos modos, para que quería más, si estaba sola. Llegar a esa casa vacía, no poder reír una película con nadie, ni compartir sus pensamientos u opiniones más que consigo misma...
Un día dejo de soñar que su vida tenía un fin, que estaba aquí para algo, y decidió que había llegado el momento de soñar, por fin soñar... para siempre.
Había cumplido ya los cincuenta y en su corazón sabía que no aparecería, todos los hombres que habían pasado por su vida eran efímeros, nada sólido. Sus amigas encontraron con quien compartir su vida más o menos tiempo, ya que la mayoría estaban a estas alturas divorciadas, pero ella no, no había conocido ninguno que realmente fuera su “media naranja” quizás por ser demasiado cerebral, exigente decían con sorna en el grupito, pero lo cierto es que dejó de soñar con la llegada de ese hombre a su vida.
Un día dejó de soñar con la maternidad.
Esos años en los que miraba con verdadera envidia los carritos de bebe pasar, los vestiditos en los escaparates y las horas pasadas en los parques viendo jugar a los niños con sus palitas en la arena. Esos deseos se fueron alejando de su vida con el paso de los años y la edad fértil hasta que dejó de soñar con esa criatura que alegrara su solitaria vida.
Había dejado de soñar con un trabajo diferente hacía ya muchísimos años.
Todos sus esfuerzos de universitaria, la ilusión por trabajar en aquello que más le gustaba se fue disipando cuando al terminar la carrera se dio de bruces con la cruda realidad del mercado laboral. Empezó aceptando trabajos que le permitieran compaginar el ir perfeccionándose “en lo suyo” con la esperanza de poder trabajar en aquello que tanto le gustaba, pero con el tiempo hundió sus sueños en la triste pila de papeles de esa miserable empresa.
Los sueños de tener una casa alegre, grande y espaciosa llena de alegría dejaron lugar a ese triste y pequeño apartamento que con su escaso sueldo podía pagar. De todos modos, para que quería más, si estaba sola. Llegar a esa casa vacía, no poder reír una película con nadie, ni compartir sus pensamientos u opiniones más que consigo misma...
Un día dejo de soñar que su vida tenía un fin, que estaba aquí para algo, y decidió que había llegado el momento de soñar, por fin soñar... para siempre.
- Francisca B. -
14 comentarios:
Hoy vamos de sueños o de no sueños...de los soñadores dicen que nos gusta soñar con imposibles,
sólo quien sueña con cosas que normalmente son posibles y no se consiguen, la frustración o desdicha es enorme...
A los imposibles nadie llega o es tan dificil conseguir que eso es lo normal, no hay posible frustración...por eso sólo los cuerdos locos soñadores levantan edificios y construyen ciudades y aman sin amor inteligente y apenas son conocidos ;-)
Precioso texto...precioso
Froi, qué placer es leer de nuevo tus cosas.
Soñar..., soñar, tú sabes perfectamente porque lo hemos compartido a menudo lo que significa soñar: es llenar esos pequeños vacíos que, no se sabe por qué, siempre hay en las realidades cotidianas.
Soñar es vivir por tanto, quizá en otra dimensión, es posible que en ese lugar en el que están todos los seres imaginados.
Pero, lo malo, es que, a veces los sueños hacen daño, como a tu protagonista.
Terrible, pero quizá lógico, final.
Bicos.
"...Vivir el día de hoy bajo la
enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?..."
( Morir soñando-Unamuno)
¿y?...
Real y bonito texto.
Tengo una feria en el blog...es del
lugar en el que vivo...a lo mejor
te gustan las fotos.
Un beso.
Calamanda
mejor
Ese "mejor" último se ha colado!
Un abrazo.
¡Qué lindo y triste a la vez!
No me imagino cómo habría sido mi vida sin tanta gente a mi lado. He tenido tanto cariño que me da mucha pena este cuento.
Mis papás muy unidos, 10 herman@s, un maravilloso marido, 3 excelentes hijos y 4 nietecitos chiquititos que nos llenan la vida.
He sido muy afortunada.
Abrazos.
Tantos sueños incumplidos!!
Que pena!!
La soledad siempre es una mala compañia..
Que tengas un buen lunes..
Abrazos.
No te he dicho que me encanta la foto de la moto¡¡¡¡ preciosa cabecera ...ayyyy¡¡¡¡
¡¡como mola esa foto de la moto!!
¡¡es chulísima!!
biquiños.
A veces con soñar no alcanza, hay que poner empeño en realizar lo que se desea.
Otras la vida nos va indicando un camino y por algo será, lo ideal es saber la respuesta.
Cariños
Froi, un relato como la vida misma, cuantas personas pasaron, pasan o pasarán por la misma tesitura y quizá como la protagonista de tu relato, muchos habremos pensado en esa solución, en algún momento de nuestra vida. Es un relato duro, sí, pero es la cruda realidad.
Un racimo de bicos para ti.
Solitarios, locos, soñadores, almas encarceladas. ¿Un final triste o feliz? ¿Cobarde o valiente? Es difícil de saber... ¿o no?
Hermosa crudeza las de tus palabras. Bicos y rebicos. :o)
"Un día dejo de soñar que su vida tenía un fin,"
Las vidas nunca tienen fin, como la energía, la vida solamente se disipa, pero nunca se pierde.
Saludos!
Hola:
Pasa por mi blog. Dejé un regalito para ti.
Besos.
toda vida debe tener un objetivo.... y ese objetivo puede ser un sueño o varios sueños
muy hermoso
un abrazooooooooo
VH
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