Lentamente fue extendiendo la espesa capa de maquillaje en su ahora triste rostro. Con ella no tapaba el color amoratado del ojo, pero con una sombra adecuada, el rimel y una buenas gafas de sol, disimularía bastante.
Al levantar el brazo para peinarse el revuelto pelo, notó un agudo dolor, el choque contra la pared había sido brutal, suerte había tenido de no haberse fracturado ningún hueso como en veces anteriores.
El rojo de labios intenso disimulaba la hinchazón externa, el sabor a sangre de la boca no podía apreciarlo más que ella.
No sabía exactamente cómo empezó todo aquello, pero recordaba que primero fueron los desprecios públicos, el dejarla en ridículo delante de todo el mundo, después los insultos, las descalificaciones continuas a todo aquello que ella hacia o pensaba... Un día, llegó el primer bofetón.
Aquel primer golpe sonó en su cabeza como un mazazo y en su corazón, como una losa. La confusión dio rápidamente paso al miedo, miedo a todo y sobre todo, miedo a él.
Ya no podía más se sentía ahogada y necesitaba oír de nuevo el auténtico sonido del mar, no el falso reflejo de la caracola en un oído.
- Buenos días señora ¿qué desea? Preguntó el amable dependiente.
Con la vista fija por un instante en el mostrador, ella extendió el cuchillo, parpadeó un par de veces, y en su cara apareció una leve sonrisa
- Afílelo bien joven, lo necesito para esta noche.
Al levantar el brazo para peinarse el revuelto pelo, notó un agudo dolor, el choque contra la pared había sido brutal, suerte había tenido de no haberse fracturado ningún hueso como en veces anteriores.
El rojo de labios intenso disimulaba la hinchazón externa, el sabor a sangre de la boca no podía apreciarlo más que ella.
No sabía exactamente cómo empezó todo aquello, pero recordaba que primero fueron los desprecios públicos, el dejarla en ridículo delante de todo el mundo, después los insultos, las descalificaciones continuas a todo aquello que ella hacia o pensaba... Un día, llegó el primer bofetón.
Aquel primer golpe sonó en su cabeza como un mazazo y en su corazón, como una losa. La confusión dio rápidamente paso al miedo, miedo a todo y sobre todo, miedo a él.
Ya no podía más se sentía ahogada y necesitaba oír de nuevo el auténtico sonido del mar, no el falso reflejo de la caracola en un oído.
- Buenos días señora ¿qué desea? Preguntó el amable dependiente.
Con la vista fija por un instante en el mostrador, ella extendió el cuchillo, parpadeó un par de veces, y en su cara apareció una leve sonrisa
- Afílelo bien joven, lo necesito para esta noche.
Cuadro y enlace de Soledad Fernández
26 comentarios:
Durísimo relato, corazón. Muchas veces la desesperación lleva a creer que no hay otra salida. "O él o yo", y viceversa. La violencia familiar, es un mal de todos los tiempos, aunque en estos últimos, donde debería suceder todo lo contrario, ha proliferado de un modo preocupante. No sólo de un cónyugue a otro, sino también hacia los hijos. El miedo lleva a pensar, que muerto el perro se acabó la rabia, y propicia "soluciones mágicas" que sólo terminan de cerrar el círculo de violencia. Triste y doloroso relato. Me toca ver desde mi trabajo, con alarmante frecuencia, esa violencia trasladada a los chicos, que muchas veces en su inocencia, se interponen en esas peleas que nunca se sabe como empiezan y buscan culpables donde no lo están. Muy bueno. Un beso muy grande.
Por fin escucharía el sonido del mar, el verdadero rugir afilado de las olas.
Falta poco, sólo unas horas para comenzar a olvidar el abrumador silencio del dolor y comenzar a sonreír con mayor frecuencia.
Felicitaciones bonita!!
Un abrazo
Pilar
"El rojo de labios intenso disimulaba la hinchazón externa, el sabor a sangre de la boca no podía apreciarlo más que ella."
Duele nada mas que de leerlo.
Saludos
No sé si es más doloroso la historia en sí misma o la decisión que finalmente es capaz de tomar para realizar esa compra.
Terrible historia Fro pero perfectamente asumible.
Y me encantaría que, aunque fuera lentamente, las mujeres comprendieran que, aparte de "él", hay mar, y campo y otras gentes.
Biquiños
Sí, es un relato duro, triste, pero desgraciadamente muy de hoy, podría ser real y lo que se hace para eliminar esta lacra, para eliminar la violencia en la sociedad, no parece ser suficiente.
Me gustó la narración, descriptiva y cuidadosamente expresada, como si la estuviéramos viendo en imágenes.
Un bico.
Al fin tomo una decisión, solo el tiempo dira sifue la mas acertada.
Saludos
Que triste relato!.
Me he quedado con el corazón pequeñito..
jo!.
Es una cruda realidad! hasta cuando seguira psando este tipo de cosas.
No paro de sorprenderme..
abrazos.
Intenso relato, frio y cruel como la realidad que desgraciadamente nos rodea y nos obliga a conocer casi a diario, hechos asi.
Final sorprendente y radical, espero pudiese oir al final, el sonido real del mar.
Gracias, como siempre.
Alex.
El final se aparece complejo... o más bien no hay final... bueno, en esa noche que se avecina.
Es algo desgraciadamente posible...
Impresiona el relato.
Saludos.
Tssk tssk tssk... tú has visto una obra de teatro titulada "Defensa de dama"? Ahora en serio, un relato escalofriante. Lo peor de todo es que cada vez está siendo más frecuente que noticias como estas se vean en los telediarios y que cada vez se les haga, quizá por la rutina que acaban suponiendo, caso.
En que momento dos personas que se aman, se regalan caricias, comparten su vida se pierden el respeto...
Este relato no es el cuento de adas y princesas con final feliz que leimos cuando niñas, al contrario es la realidad de muchas mujeres y niños que son victimas de hogares con violencia.
El año pasado con un amigo hicimos un proyecto, para un taller de fotografia, pusimos una imagen en el suelo de una mujer de unos dos metros aprox. y la idea era buscar las expresiones de las personas, a eso le agregamos unas maschas de colorante rojo para simular heridas y aunque la composión resultaba impactante y no dejaba lugar a la indiferencia, para nuestro asombro y espanto, la mayoria no hizo gestos, ni miradas, ni nada...era como si ahi no habia nada...
El apelar a la conciencia de todos es lo que haces con tu post, aunque quedemos con el alma partida al leer estas cosas, es aun mas cruda la realidad y quienes la padecen..."el no decir nada tambien nos hace culpables".
Te dejo un abrazo inmenso y sigue escribiendo, que hace falta que se levanten mas voces...
Pau.
vaya! formidable relato y escalofriante final...
escribes muy bien
felicitaciones
Víctor Hugo
Lamentablemente así avanza la escalada del horror en nuestra sociedad actual. ¿Cuándo aprenderemos a querernos?
Saludos sangrientos
Blood
Desgarrante relato sobre el abuso del poder,en este caso en la mujer maltratada.
El final me sorprendió,pues da para diferentes interpretaciones...
A pesar de ser muy duro,me gustó...en pocas palabras lograste plasmar un mundo de sensaciones.
besitos
Es mejor tomar una decisión.
Gracias, Francisca, por tu visita y comentario en uno de los poemas que aparecen en la entrega septembrina de mi espacio que es tuyo. Paso a leerte, con el gusto de siempre.
Saludos...
Que duro relato....me ha impactado mucho, pero tambien me ha impactdo pero positivamente el hiperrealismo del cuadro es espectacular...saludos Tony
Un desgarrador relato que pone de manifiesto una realidad; el maltrato a las mujeres, y en muchos casos también a los niños. El final insinúa una solución que quizás no sea la más adecuada, pero que, en ocasiones, quizás sea la única para evitar que sea al contrario.
Buen relato.
Un cordial saludo.
debo hacer muy niña, y viviamos a orillas del mar, creo que los mejores momentos de mi vida
mi madre nos llamaba todo los dias antes de entrar al mar que escucharamos esa caracola...ahí estaba la magia y el secreto del mar
coomo niños solo corriamos a bañarnos
pero un dia ese secreto o magia demi madre la senti al escuchar como el mar danzaba y cantaba en melodias
desde ahi la he vuelto a buscar y nunca mas a sentir
porque ya no esta esa caracola comigo
que hermoso escribes amiga, Serrat la haria cancion
gracias por esos bellos saludos donde Serrat logra encantar
Son esas pequeñas cosas....que van con uno y su encanto
mil disculpa si no he venido antes, pero he estado bastante delicada de saluda y eso me ha tenido alejada de la net
pero no me olvido de ti amiga
te dejo mi abrazo y muchos cariños
cuidate y mil besitos
besos y sueños
Es una pena, todavía quedan muchos hombres, "poco hombres" que acostumbran a golpear a su pareja. Una vez, una amiga que me gustaba mucho, me contó que su pareja le había bofeteado. Me dió mucha rabia, pero más cuando supe que ella igual seguía con él.
Un relato fuerte, en todo caso.
saludos, escríbenos más!
¿Para esta sociedad tan hipócrita en la que vivimos quién sería la víctima después de esa noche: ella, la humillada, maltratada, violentada, despreciada; o él, cuya capacidad de defensa ha sido inútil porque no se le ha dado la oportunidad de justificar sus injustificables actos?
Tremendo relato. Eres genial. Un beso.
Me parece precioso tu blog, muchísimas gracias por visitarme, porque así he descubierto el tuyo.
Profundo y desgarrador relato, escribes muy bien, te felicito.
Un beso.
hermoso aunque duro...
Y lo peor de todo,es que cada dia,la cosa empeora.
Buena semana amiga
bss
A veces y en ocasiones estoy de acuerdo en responder con violencia cuando duramente es horrenda la angustia de sufrir tanto.
Lo más bello y por tanto lo más respetable de este mundo es la mujer, así que no termino de entender no sólo el maltrato, sino la cobardía de aquellos hombres malditos.
Un relato narrado con una prosa cristalina.
un beso.
Mil gracias a todos los que habeis pasado por mi casa, a todos los que con vuestros comentarios habeis participado y derramado vuestras opiniones sobre este tema que , por desgracia, está a la orden del día.
Que una mujer maltratada decida tomar una decisión de este tipo no es lo habitual pero, cuando la toma ¿ es dealabar por acabar con su suplicio? ¿tiene derecho a sesgar otra vida para poder vivir la suya propia sin terrores? yo ya no sé que pensar, depende del momento las aplaudo o reflexiono, poruqe alguna otra solución más coherente debe de habaer ... digo yo.
Gracias de nuevo
Publicar un comentario