Ronroneaba feliz tumbado sobre el alfeizar de la ventana.
Su limpio y cuidado pelaje brillaba cálido y suave bajo los rayos del sol al tiempo que se lamía con cuidado y esmero una patita de uñas limpias, cortas y limadas.
Una leve sonrisa se dibujaba en su carita felina, sus ojitos poco a poco entornándose.
Atrás quedaban aquellos días de gatito callejero, una infancia llena de peligros e inestabilidad, de cubos de basura, perros con ganas de hacerle la vida imposible por mero placer y gatos mayores a los que respetar y temer.
Miedo a los niños que pasaban, sabía que esos seres pequeños y revoltosos eran casi el mayor peligro y rápidamente aprendió que ante la llegada de alguno lo mejor era huir.
Había visto en su breve vida cómo hermanos y mayores habían ido sucumbiendo ante las enfermedades, las ratas, los atropellos, la crueldad humana... debía estar alerta.
Cambió de postura colocándose en forma de ovillo, sin problemas, sin temer a nada ya, el hocico se le empezaba a calentar.
Su limpio y cuidado pelaje brillaba cálido y suave bajo los rayos del sol al tiempo que se lamía con cuidado y esmero una patita de uñas limpias, cortas y limadas.
Una leve sonrisa se dibujaba en su carita felina, sus ojitos poco a poco entornándose.
Atrás quedaban aquellos días de gatito callejero, una infancia llena de peligros e inestabilidad, de cubos de basura, perros con ganas de hacerle la vida imposible por mero placer y gatos mayores a los que respetar y temer.
Miedo a los niños que pasaban, sabía que esos seres pequeños y revoltosos eran casi el mayor peligro y rápidamente aprendió que ante la llegada de alguno lo mejor era huir.
Había visto en su breve vida cómo hermanos y mayores habían ido sucumbiendo ante las enfermedades, las ratas, los atropellos, la crueldad humana... debía estar alerta.
Cambió de postura colocándose en forma de ovillo, sin problemas, sin temer a nada ya, el hocico se le empezaba a calentar.
Aquella lejana noche llovía a mares, hacía frió y el refugio en esta ocasión era los bajos de un coche que acababa de aparcar, aún desprendía calor el motor cuando aquella mujer regresó y se dio cuenta de su presencia, se agazapó con un leve maullido lastimero.
Ella le llamó con un “bisbis” suave, extendió una mano hacia él y, sin saber bien el porqué, se acercó de forma cautelosa, la olió y en ese momento supo que podía confiar en ella. Arrimó su sucio hociquito y restregó su cabeza mojada en esa suave y cálida palma.
Desde ese día encontró un hogar, una cuidadora, casi una madre, que le mimaba, protegía y daba toda clase de caprichos. Él eternamente agradecido le demostraba su amor con sus ronroneos y juegos haciendo que ella, a su vez, fuera feliz con su presencia.
Cuadro de: Cynthia Castejon
13 comentarios:
¡Qué bonito Fro!, seguro que todos los gatos del mundo, machos y hembras, de cualquier raza, te lo agradecerán como deben. Aunque yo no me fie mucho de ellos, dicen por ahí que saben ser agradecidos y saben querer.
QUE HERMOSO ES FRO.
HAY TANTO QUE APRENDER DE ELLOS!
ES UNA COMPANÍA QUE ENTERNECE.
AMI ME DA TERNURA VER A MI PERRA FIONA , CON MI GATA CHATRANA, Y EL JOVEN GATO GILBUR.
REALMENTE ES UNA PRECIOSURA VERLES JUNTOS.
LE FELICITO POR SU BLOG
INVITO A VISITAR MSI BLOGS
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SALUDA MARY CARMEN
Quien pudiera relajarse como un gato:son independientes y cariñosos
Saludos
Esa enorme capacidad de amar, entregarse, comprenderse..todo, todo, a pesar de no hablar el mismo idioma, nos aúna maravillosamente con los animales. (Nuestros hermanos menores, los llamaba San Francisco)
Ha sido lindo leerte, Froiliuba
Un abrazo grande
Pilar
Enternecedor y tierno, muy tierno Foriliuba, y nada dramático. Se nota que los calores del verano, te tranforman.............
Besos.
Alex.
Los que nacemos callejeros..
dificilmente nos adaptamos.Ya llegue amiga
salu2
Mmmm! A mi me llaman la atencion los gatos pero el motivo no lo conosco, una vez incluso alguien me dijo que eran animales traicioneros, pero creo que si los domestican son como todos nosotros nos volvemos dependientes....
Es bonito el cuento me gusto, besitos, Pau.
¡Qué rico abrazar algo calentito y que te lo agradezca!
No me gustan los gatos, porque no he tenido buenas experiencias con ellos.
A mis niños los rasguñaron ferozmente.
Una noche despertamos a las 4 de la mañana con una pelea de gatos debajo de nuestra cama.
Yo me paré arriba de la cama y mi marido fue a buscar un escobillón para sacarlos. Ya era tarde: un gato mató al otro debajo de nuestra cama. Fue muy fuerte...
Debido a las destrucciones de las casas de mis vecinos para hacer edificios, aparecieron ratones que son repelentes. Los maestros se compadecieron de mí y trajeron lindos pussycats, uno negro y otro beige. No entran a la casa, pero me observan desde el jardín con unos ojos envidiables, pero acusadores...
Perdón por lo latera.
Hola: Pasa por mi blog a buscar un regalito para ti.
Cariños.
Miau!! :)
Tuve gatos y fue una experiencia, ahora tengo perros.
Saludos y gracias por la visita.
Me encantan los gatos, hay mucha leyenda negra sobre ellos, pero no son lo que parecen, conozco algunos, jeje. Besos.
Ya hablé de la suerte de ese gato... jajaja
Me ratifico.
Y felicidades por el blog, dama de la perla, que está bien elaborado, con gusto...
Saludos, Juan.
Sólo saludarte en esta mañana de lunes ...
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