... Siempre he tenido unos cuantos amigos maravillosos. Incluso he tenido maravillosos conocidos. Hay momentos en que se prueba la verdad del oro, por lo general mudo, y la del metal sobredorado, por lo general vociferante. Es bueno que, en cada vida, exista alguna ocasión que los distinga.....

(Antonio Gala)



ANÓNIMAS ?? NO.

Todas las obras tienen autor. Triste es que circulen imágenes por la red sin autoría, como simples anónimos. Debemos acabar con esto, por ello invito a todos los artistas a firmar sus obras y a todos aquellos que las utilizan a poner su autoría y a ser posible, el link hacia el autor o no utilizarlas.



Únete y péga este texto en tu blog



2 abr 2008

Billete de ida

El silencio del convento era absolutamente delicioso, apenas roto por el chorrito de agua que nacía en aquella fuente central del claustro. Allí había sido tan feliz durante tantos años…

Ya de pequeña su fe, su amor a Dios, se había hecho manifiesta. En el colegio religión era su asignatura favorita y mientras que sus compañeras jugaban en el patio ella se marchaba a la capilla para disfrutar de la compañía de aquella imagen de la Madre con la que compartía sus pensamientos e ilusiones.
La Biblia y las Vidas de los Santos se convirtieron en sus lecturas favoritas.

Apenas con dieciséis años le dijo a su madre que quería ser religiosa, servir a Dios de la mejor forma posible. Y decidió tomar los votos.


Al principio pensó que la clausura seria la mejor forma de servir al Señor, la oración continua, el sacrificio, el servicio total a su causa…

El paso del tiempo, los largos períodos de reflexión, la lectura de los Evangelios, la madurez… todo ello le había hecho tener una sensación cada vez mayor de que algo le faltaba, de que su obra para con el Padre no era completa.No sabía bien qué era lo que necesitaba hasta aquel día.

Aquella lectura tan conocida, tan aprendida y que hasta ese momento no había surtido su efecto…Lucas 10:25-37. Sus ojos se abrieron como si lo leyera por primera vez. Sí era eso, por fin había descubierto qué era lo que tenía que hacer.

Su Dios, todo amor, estaba entre la gente y haría lo imposible por aplicar sus enseñanzas, ayudando con todas sus fuerzas a los más desfavorecidos. Dar la vida por ellos si era preciso.

Levantó la pequeña maleta y miró por última vez esa fuente del claustro que tanta paz le había dado. Bajó los ojos y una sonrisa de felicidad absoluta se dibujó en su cara al leer: billete para Harare, Zimbabue; sólo ida.


Fotografía: Convento de Santa Clara, Estepa

5 comentarios:

fonsilleda dijo...

Yo que conozco a alguna monja, incluso distintos tipos de votos, pienso que de conocer este texto que has escrito, se sentirían orgullosas de que al menos alguien, tú en este caso, las comprendiera. Y te estarían muy reconocidas.
Por las veces que las he oído, esos son los sentimientos que albergan. Esa es su, como dicen ellas, entrega.
Hay otras personas que realizan el mismo tipo de trabajo, pero quizá no con tanto desprendimiento.

Manu Espada dijo...

Conmigo venía a clase una monja, también he conocido a algún que otro cura, pero ninguno de ellos era precisamente misionero. Eso sí, el año pasado estuve en Zimbaue y los únicos españoles que había allí eran monjas y Médicos sin Fronteras. No sé qué pasará ahora en el país con todo el tema de Mugabe. Besos.

Anónimo dijo...

No cabe duda de que, si Dios es AMOR, entrega a los demás y servicio, en estas personas es donde se manifiesta en toda su realidad y magnitud.
Yo en mi familia, aunque un poco lejano(prima 2ª), tengo monjas de clausua, y en mas de una ocasión he disfrutado de la placidez de esos claustros, pero nunca entendí bien la entrega al Señor, solo en lo contemplativo. Entiendo, valoro y admiro mas, las misiones en el fondo de los submundos, culesquiera que sea de ellos.
Alex.

ángel dijo...

Gracias por tu visita a uno de mis dos espacios, ya tuyos. Ha sido un gusto pasar por aquí por primera vez.


Saludos...

Manu Espada dijo...

Veo que has cambiado el diseño de tu blog. Me gusta. Besos.

Manu

Esos datos que todos miramos


GRACIAS POR LA VISITA