Gustaba de levantarme temprano, cuando aun el sol estaba empezando a desperezarse, y salir con una taza de café caliente a saborearlo en la terraza.
Allí contemplaba el paisaje que se ofrecía hasta casi el infinito, una manta de pinares, encinas…vida.
El sonido de los pájaros que empezaban la mañana y ver como las ardilla de la finca empezaban a corretear buscando piñas saltando de un árbol a otro para, de vez en cuando pararse a mirar con todo descaro.
A media mañana tras los desayunos en compañía familiar, nos gustaba bajar al pantano, subir al barco y sentarme en la parte delantera, con los pies colgando para que así me salpicase el agua helada. Notar el aire en la cara, la velocidad y poder contemplar los alrededores, verdes, preciosos.
Parar a zambullirnos en cualquier recodo y contemplar cómo un buitre hacia el nido o, simplemente tomar el sol rodeada de vegetación.
Entonces ocurrió todo, era agosto, era de noche y en el horizonte algo diferente se veía. Un resplandor desconocido hasta el momento. En poco tiempo una fina lluvia de ceniza empezó a caer sobre nuestras cabezas, un olor a madera quemada inundó mi nariz.
Fue cuestión de horas el no poder casi respirar y ver cómo el fuego con su inmensa voracidad estaba en la montaña frente a la casa.
La evacuación fue rápida, la vuelta, dolorosa. Sí, quedó la casa pero el entorno…
De aquellos maravillosos parajes ya nada quedó, todo desolación, negrura, cenizas.
Aquella reserva de aves que me alegró las mañanas ya no existe. La pena y el llanto por lo perdido nunca serán suficientes.
Ahora varios años después, la sabia naturaleza ha empezado a teñir de verde ese manto de negrura, pero las ardillas, los pájaros… ya no tienen donde jugar, los paseos en barco se volvieron tristes, el café en la terraza…ya no lo tomo.
foto sacada de google, sin origen específico.
1 comentario:
Es desde luego desgarrador. Quien no ha vivido eso no creo que lo pueda entender, pero queda una desolacion no solo en el paisaje sino en el alma de los que lo sufren.Desgraciadamente algo que ocurre con mas frecuencia de la que deberia, algunas veces provocado por indeseables que no sienten respeto por nada ni por nadie y otras, por la propia naturaleza que parece revelarse contra los abusos a los que es sometida por el ser humano.
Probablemente por estos lares de las antipodas sea por donde mas tenemos que sufrir este problema y cada verano grandes superficies de bosque y montones de viviendas quedan arrasadas por el fuego.
Espero que algun dia vuelvas a ver ese entorno lleno de arboles, entonces ya veras como esos animalitos vuelven poco a poco al lugar y, al menos tu hijo podra disfrutar de ello
Un besazo
La Mayor
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