Decía Marvin Harris, uno de los papis de la antropología moderna, en su libro “La cultura norteamericana contemporánea”, que todos los cachivaches y artefactos que se fabrican hoy día lo hacen con fecha de caducidad. Lo argumentaba como un soporte efectivo de esta sociedad consumista y loca en la que nos movemos, si algo permanece y no se rompe no hay necesidad de comprar otra.
Todo esto ha cambiado mucho con el paso de los años sí, ya que si antes cambiábamos algo sólo cuando se rompía, ahora ya lo hacemos por el solo hecho de seguir la moda, o por que te has cansado de lo que tienes. En ese aspecto mi querido Harris se quedó ya obsoleto, no contaba con los efectos de la publicidad.
Pero muchos somos de los que ven que cuando todo aquello que compraste con tanto esfuerzo e ilusión (jeje), la lavadora, el lavaplatos, la batidora… empiezan a agonizar o morir, sales corriendo hacia el cajón de las garantías y lees “Garantía de 5 años”, un sudor frío recorre tu frente y recordando a Harris te dices ¡¡ Qué sabio y qué razón tenias!! empezando a hacer hucha.
3 comentarios:
Y, ¿te has parado a pensar si las personas también tienen garantía? ¿Has corrido alguna vez para ver si ya había pasado los cinco años?
Besos.
P.D.Me gusta el blog.
Conozco mucha gente, que sufre verdaderamente, cada vez que ha de desprenderse de uno de esos artilugios domésticos, y que para ellos, es algo mas que un "cacharo viejo" a sustituir.
Incluso he visto rodar más de una lagrima, ante un viejo televisor, un más que arcaico utilitario, o un sillón, que tuvo el honor de ser el primer testigo mudo de la vida de una pareja en común.
Hi,
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